Redacción: Diego Simón

Una mujer sincera, humilde, natural y tan fiel a sí misma y a su familia que teme cambiar su forma de ser por culpa de la fama. Esa es Anitta, una cantante brasileña que, gracias a su humildad y enorme trabajo, está llevando su música y la cultura de su país a todos los rincones del mundo con 27 años. Así lo demuestran canciones como Downtown con J Balvin, R.I.P. con Sofía Reyes y Rita Ora o su última bomba que no ha pasado desapercibida en Estados Unidos: Me gusta con Cardi B y Myke Towers. Se trata de una fusión de pop, reguetón y funk carioca que sirve como primer adelanto para su quinto álbum de estudio, aunque también es la excusa perfecta para promocionarse en España: esta semana, Anitta ha reunido a una veintena de medios de comunicación, entre ellos Elan Musical, en una rueda de prensa virtual.

Con su largo flequillo rosa y las uñas acrílicas, Anitta se muestra emocionada ante la unión de los periodistas en una misma videollamada, pues de lo contrario tendría que responder veinte veces lo mismo: «Pregúntenme lo que quieran, aprovechen, porque mi felicidad está a otro nivel». En la primera pregunta, la brasileña empieza por todo lo alto mostrando su lado más social y reivindicativo: «A mí no me interesan los charts, los números, el dinero… Okay, el dinero es bueno, pero no es lo que me preocupa. Lo que más me gusta es sentir que yo hice la diferencia de alguna manera«. De esta forma, asegura que concibe la cultura como un medio imprescindible para entretener y visibilizar problemas como el racismo, la LGTBfobia o el machismo. Y así lo muestra en el videoclip de Me gusta con la representación de mujeres trans, afroamericanas y guiños a la bandera LGTB con su vestido.

Antes de ser cantante y de estar concienciada sobre estas discriminaciones, Anitta pensaba que las mujeres no tenían problemas ni desventajas económicas y sociales respecto a los hombres. Pero al empezar su carrera y ser consciente de su fama a raíz de informaciones falsas en los medios sobre su vida personal, su perspectiva cambió: «Sentí en mi propia piel la diferencia de tratamiento con los hombres en todo. Una vez tuve que crearme un nombre de hombre para hablar con las personas y tener su respeto porque como mujer hablando me contestaban como una mierda. Así mi hermano comenzó a trabajar conmigo». Hasta ese momento, Anitta era su propia mánager y se encargaba tanto de la parte creativa y artística como de los negocios relacionados con su música. Ahora reconoce tener muy poca paciencia con hombres que menosprecian sus capacidades: «Cuando veo este tipo de comportamientos machistas, llego como una loca diciendo: yo soy esto, esto y esto y acabo con todos».

En relación con su próximo álbum, la cantante dice que seguramente vea la luz en enero y que reivindica la cultura brasileña con canciones en inglés y español, pero no en portugués: «Empecé haciendo reguetón y trap en inglés y español para que me fuera conociendo la gente, ahora estamos metiendo sonidos brasileños y después podré cantar en portugués». Además, responde a Elan Musical que todavía no está segura de cuántas canciones podremos encontrar en el disco Girl from Rio, pues todavía están eligiendo entre más de 25 canciones. Tampoco sabe qué colaboraciones habrá porque su mánager se encarga de sorprenderla, pero reconoce tener muchas ganas de cantar con Drake o Rosalía para hacer una batalla amistosa entre la cultura brasileña y la española: «Tanto España como Brasil se pondrían orgullosos de esta colaboración. Pero esta idea surgió poquísimo antes de la pandemia, a ver si la ponemos en marcha algún día».

Este año, Anitta está nominada a los Premios Grammy Latino a Mejor Canción Urbana con Rave de Favela, su colaboración con MC Lan, BEAM y Major Lazer. Aunque no esconde su enorme alegría, no tiene ninguna expectativa porque odia frustrarse: «No creo que vaya a ganar porque es funk y los que votan en los Grammys están acostumbrados al reguetón y otras vainas«. Y mientras se disculpa por los ladridos de sus perros, explica que la nominación es una muestra de que su cultura y su trabajo van adelante expandiéndose por todo el mundo.

Otro asunto pendiente de la brasileña es la segunda temporada de su serie documental: Vai Anitta. Aunque Netflix quiere publicarla en diciembre de 2020, está intentando adelantar la fecha a noviembre. «La gente va a saber más de cómo hice mi trayectoria en Brasil y mucho de mi vida personal. Un día estaba cagando y vino la cámara porque estaba resolviendo cosas del trabajo. Ellos querían filmar, pero yo decía que no», cuenta una Anitta sorprendida con el mundo del audiovisual. Pero no hace falta esperar tanto tiempo para conocer un poco mejor a esta mujer tan segura de sí misma. En una de las preguntas, enumera todas las cosas que no le gustan: «El prejuicio, la gente que se cree mayor que las otras personas y tratan a los demás como mierda… Odio la mentira, es algo que me da asco. La ingratitud también me vuelve loca».

También deja al descubierto su lado más fan y apasionado con Mariah Carey: «Cuando la vi en una tienda, los dos amigos que iban conmigo me dijeron que nunca me habían visto así. Me puse a llorar y hablamos por cuarenta minutos». Cuenta la experiencia conociendo a su mayor ídolo con una expresividad tan marcada que parece que acabara de suceder. Poco tiempo después de esta anécdota, recibe la buenísima noticia de que su sobrino acaba de nacer y decide compartirla con los periodistas mostrando la foto del bebé. La emoción y felicidad de Anitta hacen evidente que, además de una gran profesional, es una persona muy natural, que no teme mostrarse tal y como es ante la cámara y que tiene un corazón enorme.

Podemos aprender muchas cosas de Anitta. Es un placer encontrar personas tan valientes como ella en la industria musical. No le importó abandonar la comodidad de su fama en Brasil, empezar de cero y aprender nuevos idiomas para expandir su talento, la música y las tradiciones de su país al resto del mundo. Ha recorrido un largo y duro camino para llegar a colaborar con artistas de la talla de Cardi B o Madonna y le espera un futuro absolutamente prometedor. Anitta cogió un billete sin retorno de Brasil al mundo entero, y no piensa perder la oportunidad de seguir creciendo.